El día de mi regreso a España fue largo. Aunque el avión salía a las 19:00 horas, pensaba estar en el aeropuerto Logan a las 14:00. Sin embargo, en torno a las 13:00 le pedí a Chris que me llevara a la parada del subway. Estaba convencido de que ya no hacía nada en aquella casa.
Ni con aquella mujer. Ella es la de la derecha.
Así que me llevó no hasta el aeropuerto, como hacen otras muchas "hostfamilies", sino hasta la parada de subway más cercana, Alewife. Esta estación es la última (la primera) de la RedLine. Se denomina así porque se halla cerca del río Mystic, en cuyas aguas habita dicho pez, el alewife, que en español es el pinchaguas.
El caso es que en el aeropuerto, y ya lejos de Lexington y de Chris, compré el Boston Globe Sunday, el New York Times y The economist. En el suplemento "Travel" del Boston dedican un especial a Madrid, y las tapas. No deja de tener su gracia. El suplemento "Book Review" del NYT dedica un especial a un escritor que a mí no me había llamado la atención hasta que descubrí que fue uno de los pocos amigos de Foster Wallace, el sublime y exquisito escritor suicida: Jonathan Franzen. Este escritor acaba de publicar en USA una novela que todo el mundo afirma que es muy muy buena. Y de eso trata gran parte del Book Review del NYT, de "Freedom". Y, entonces decido que cuando llegue a España me la compraré, en inglés, a través de Amazon. Y eso acabo de hacer.
Por otro lado, la maleta pesa 23kilos, exactos. Así que no debo pagar ni un dólar. En cambio, llevo la mochila con tantas cosas dentro que, si me hacen pesarla, no me dejarán subirla a bordo como equipaje de mano. El caso es que paso un primer control de policía: me dice how r ya, toma mi pasaporte, me mira, mira de nuevo la foto, levanta los ojos y se queda fijo en mi rostro, hasta que sonrío y entonces sí, comprende que soy yo quien está en el papel plastificado. Me lo devuelve y me desea buen viaje.
A continuación viene otro control: imito al que va delante de mí. Me quito el cinturón, las chanclas, saco el laptop de la mochila, vacío mis bolsillos en un bandeja, coloco todo encima y paso el control sin que nada pite. Pero el policía detiene la máquina de infrarrojos con mi cosas en su interior. Llama a un colega, hablan un rato, y el colega me dice que no puedo poner el laptop encima de todo lo demás, que debe ir aparte, en otra bandeja. Ok, le digo, y echo mano de mis cosas. Entonces, me dice, sin mirarme a la cara, sólo poniendo su brazo en medio: Don't touch! Digo Sorry. Distribuye mis pertenencias en diferentes cajas y las vuelve a pasar. Todo ok! Extrae una botella de agua que yo olvidé beber, me mira y la tira. Yo sonrío. Me pregunta qué llevo en esa caja de casi 50cms de largo. Le digo que es una Estatua de la Libertad. Es cierto. Le he comprado una a mi madre. Es una estatua bastante kitsch pero que creo que a mi madre le gustará. Apareceré como lo hacían los italianos, cuando le llevaban una estatua de la libertad a su madre, de regreso a Sicilia, y hacían un elogio de la libertad levantando el objeto, como si fuera el último del mundo: con efusividad, como si volviera de un gran triunfo.
El caso es que me dejan pasar. Y ya está. Ya no hay más controles... hasta Amsterdam. Mientras, espero durante varias horas. Como, juego a "Angry birds", me paseo por los diferentes restaurantes de comida rápida que llenan el aeropuerto, me siento, leo, tomo un café, buen, no, no me lo tomo, decido que quiero dormir en el avión, voy tres veces al baño, pero en ninguna hago lo que quiero hacer. Por fin, la gente que esperaba junto a un gran ventanal desaparece. Y tomo mi última foto:
El aeropuerto mantiene una temperatura agradable, lejos del calor sofocante de Boston. El vidrio me protege, me aisla y ya me separa de esta hermosa ciudad. Y la foto tiene un tono ligeramente azulado.
Al poco, embarco, me tomo la pastilla del vértigo y la de dormir. Me siento, como lo que me dan, e intento dormir.
Cuando son las 2 de la madrugada, que son las 8 de la mañana, aterrizamos en Amsterdam. Dos nuevos controles: el primero, me dice Buenos días, en español, y gracias. El segundo, me obliga no sólo a poner el laptop en una bandeja diferente, sino incluso a abrirlo. Bueno, no pasa nada. Me dan mis pertenencias y entro por fin en zona Euro. Ya no hay controles. Tomo el avión a Madrid.
Desde el aire, en cuanto cruzas los Pirineos, se ve todo tan seco y triste. Es mi país.
Llego a Madrid. Entro en el Metro, y sonrío. Luego, duermo.
Fin.
I'M SHIPPING UP TO BOSTON
miércoles, 1 de septiembre de 2010
sábado, 28 de agosto de 2010
LA ESCUELA
ELC (English Language Center) está situada en el 20 de Park Plaza, un edificio bastante conocido, sobre todo en el ámbito empresarial y de la abogacía, aquí en Boston. Para acceder al edificio has de tener una tarjeta, que te la proporciona la escuela el primer día. La tarjeta deja de funcionar el último día de clase. Eso significa que yo sólo puedo entrar al edificio más que como invitado. Lástima.
Abundaban, además, los coreanos, los japoneses y, como no, los españoles o hispanoamericanos. Pero todos en torno a los 20-23 años. Ahí van unas fotos:
La escuela tiene doce aulas en este edificio, y varias más en otras dos ubicaciones. Además, el equipo directivo está formado por varias personas muy competentes, a mi modo de ver. Y en cuanto a los profesores, creo que la mayoría es muy buena. A bastantes se les nota que este trabajo les gusta. Y eso es muy difícil, siendo como son anglosajones, y tienen la inglesa como su lengua materna. Pasa lo mismo en el ámbito de la enseñanza del español. Yo lo sé.
En fin, el curso ya se ha terminado. Ha sido muy bueno, aunque yo esperaba alcanzar un nivel más alto. Sin embargo, por otro lado, ésta es la primera vez que hablo en inglés, que me tengo que expresar en inglés si quiero ser entendido; y que debo comprender, no sólo escuchar, si quiero comunicarme. Es difícil, muy difícil: las primeras semanas tu cerebro está hecho papilla, literalmente. Y cuando comienzas a no cansarte tanto cuando escuchas 24 horas al día inglés es cuando debes marcharte. Una lástima. la verdad.
El caso es que mis profes han decidido que mi nivel es "High Intermediate". No está mal.
También están los compañeros. Creo que ha sido el mes el causante de que la escuela estuviera llena de chavales en torno a los 20 años. Me sentía un poco raro.Abundaban, además, los coreanos, los japoneses y, como no, los españoles o hispanoamericanos. Pero todos en torno a los 20-23 años. Ahí van unas fotos:
Mañana por la tarde tomaré el avión que me devolverá a Europa. Y el miércoles, día 1, de nuevo al trabajo. Ya este viaje ha comenzado a pertenecer al pasado. Hoy, como colofón, he paseado por Havard Square, y el Boston Common. Todo se ha vuelto raro porque todo ya me es familiar y debo marcharme.
jueves, 26 de agosto de 2010
COSAS
–Boston Duck Tours: esto es una cosa para aquellos que tienen dinero, tiempo libre y ganas de pasarlo tocándose las pelotas. Es una atracción turística muy famosa en Boston. La tontería consiste en pasearse por la ciudad subido en uno de estos vehículos anfibios: una parte del recorrido se realiza por el asfalto, y otra por el Charles River. No tiene más, pero son graciosos. Su origen está en la Segunda Guerra Mundial.
–South Boston: éste es un lugar realmente para andarse con cuidado. Destaca porque aquí es donde vive y trabaja la mafia irlandesa bostoniana. Es en este barrio donde trasncurre gran parte de la acción de The Departed. En cualquier caso, el alcalde de la ciudad de Boston te da la bienvenida a este acogedor rincón:
–MIT: Es el Instituto Tecnológico de Masachussets. Es una de las Universidades más importantes del mundo (en MA abundan), y destaca sobre todo en las ingenierías (aquí se inventó, por ejemplo, Internet). Y en ellas enseña, entre otros, ese inmortal lingüística y estúpido politólogo, Noam Chomsky. Entre sus edificios destaca uno realmente maravilloso:
Es el Ray and Maria Stata Center, y en él se ubica el Departamento de Lingüística y Filosofía. Es obra de Frank Gehry, el mismo que creó el Guggenheim de Bilbao.
El MIT se encuentra en Cambridge, un pueblo, ya barrio, de Boston, al otro lado del Charles River. Y desde sus orillas uno puede contemplar el auténtico skyline de la ciudad:
–Beacon Hill: es uno de los barrios más encantadores y caros de todo Boston. Está en pleno centro, detrás del Boston Common (el parque público del centro de la ciudad, otra maravilla). Destaca porque todas las casas son de ladrillo rojo, tan típico en Boston; sus calles son estrechas y el alumbrado sigue siendo de gas.
–Harvard University: es la otra gran universidad de Boston. Creo que hay seis en la ciudad, pero es posible que haya más. Harvard está, en realidad en Cambridge, como el MIT. Y, de nuevo en realidad, no hay mucho que decir sobre este lugar, salvo que, si te gusta el conocimiento, sentirás un placer extraordinario pasear por entre sus edificios y parques.
Harvard pertenece a una cosa elitista llamada "Ivy League". Es una asociación que engloba a ocho universidades de New England. La Liga de la hiedra se llama asi porque se supone que sus edificios son tan antiguos que la hiedra los ha cubierto. Harvard, creada en 1636, tiene algún edifico con hiedra.
También destaca porque entre sus paredes y sus calles se filmaron algunas de las escenas de "Good Will Hunting", personaje por el que siento un especial cariño.
Un lugar que merece la pena destacar de Harvard es Harvard Square. Es el lugar al que se sale cuando se llega en subway (Red Line). Es una plaza llena de pequeñas tiendas de regalos y curiosidades, quioscos con periódicos, gente que hace cosas para que los que pasamos por allí les aplaudamos, músicos haciendo música. Ah, también hay algún Starbucks, cómo no.
–South Boston: éste es un lugar realmente para andarse con cuidado. Destaca porque aquí es donde vive y trabaja la mafia irlandesa bostoniana. Es en este barrio donde trasncurre gran parte de la acción de The Departed. En cualquier caso, el alcalde de la ciudad de Boston te da la bienvenida a este acogedor rincón:
–MIT: Es el Instituto Tecnológico de Masachussets. Es una de las Universidades más importantes del mundo (en MA abundan), y destaca sobre todo en las ingenierías (aquí se inventó, por ejemplo, Internet). Y en ellas enseña, entre otros, ese inmortal lingüística y estúpido politólogo, Noam Chomsky. Entre sus edificios destaca uno realmente maravilloso:
Es el Ray and Maria Stata Center, y en él se ubica el Departamento de Lingüística y Filosofía. Es obra de Frank Gehry, el mismo que creó el Guggenheim de Bilbao.
El MIT se encuentra en Cambridge, un pueblo, ya barrio, de Boston, al otro lado del Charles River. Y desde sus orillas uno puede contemplar el auténtico skyline de la ciudad:
–Beacon Hill: es uno de los barrios más encantadores y caros de todo Boston. Está en pleno centro, detrás del Boston Common (el parque público del centro de la ciudad, otra maravilla). Destaca porque todas las casas son de ladrillo rojo, tan típico en Boston; sus calles son estrechas y el alumbrado sigue siendo de gas.
En lo alto de la colina se ubica la sede del Congreso de MA, el edificio con la cúpula dorada. Y detrás, el Distrito financiero bostoniano.
La colina de la panceta es un lugar realmente agradable de recorrer.
–Harvard University: es la otra gran universidad de Boston. Creo que hay seis en la ciudad, pero es posible que haya más. Harvard está, en realidad en Cambridge, como el MIT. Y, de nuevo en realidad, no hay mucho que decir sobre este lugar, salvo que, si te gusta el conocimiento, sentirás un placer extraordinario pasear por entre sus edificios y parques.
Harvard pertenece a una cosa elitista llamada "Ivy League". Es una asociación que engloba a ocho universidades de New England. La Liga de la hiedra se llama asi porque se supone que sus edificios son tan antiguos que la hiedra los ha cubierto. Harvard, creada en 1636, tiene algún edifico con hiedra.
También destaca porque entre sus paredes y sus calles se filmaron algunas de las escenas de "Good Will Hunting", personaje por el que siento un especial cariño.
Un lugar que merece la pena destacar de Harvard es Harvard Square. Es el lugar al que se sale cuando se llega en subway (Red Line). Es una plaza llena de pequeñas tiendas de regalos y curiosidades, quioscos con periódicos, gente que hace cosas para que los que pasamos por allí les aplaudamos, músicos haciendo música. Ah, también hay algún Starbucks, cómo no.
miércoles, 25 de agosto de 2010
SALEM
Salem es un pueblo a unos veinte kilómetros al norte de Boston. Tiene unos 40.000 habitantes, y recibe un millón de turistas al año.
Este pueblo tiene dos motivos para ser famoso. El primero es que fue aquí donde mataron a unas mujeres en el siglo xvii, acusadas de brujería. Arthur Miller llevó el caso al teatro en 1950, The Salem Witches, The Crucible. La obra de teatro era una crítica al Mcarthismo y su caza de comunistas.
El centro del pueblo es una verdadera feria dedicada en exclusiva a la explotación económica de aquellos hechos. Hay decenas de tiendas que venden baratijas, objetos y cosas raras relacionadas con la brujería y las hadas. Abundan las lectoras de manos, y echadoras de cartas. El turista se encuentra con varios museos dedicados a las brujas que fueron matadas en 1692. Yo entré en el que, según la publicidad gratuita que puedes coger en cualquier chiringuito, era el más visitado por los turistas. Se trata del Witch History Museum. Es una cosa realmente cutre. Una muchacha muy linda, que me sonrió al entrar, nos cuenta la historia de aquellos luctuosos meses. Lo característico es que nos la cuenta a través de diversas cuadros compositivos que representan los momentos más importantes. Son como las imágenes de Semana Santa, pero en el suelo.
Yo no me enteré de mucho, sobre todo porque la muchacha, ¿he dicho que era muy guapa y que me sonrió picaronamente al entrar?, hablaba en algún dialecto perdido en algún punto entre el condado de Columbia, Arkansas y la parroquia de Webster, en Luisiana. Os aseguro que es cierto lo que digo. No entendí ni papa.
El segundo motivo por el que vale la pena visitar este pueblo es porque aquí nació y vivió gran parte de su vida uno de los escritores más importantes de Estados Unidos de América: Nathaniel Hawthorme. Es un escritor de corte romántica, naturalista y realista. Pero, además, es bueno. Fue amigo de Edgar Allan Poe, que vivió en Boston. Y Herman Melville le dedica su magna obra Moby Dyck. Su estilo es el llamado Romanticismo oscuro, que es típico de los Estados Unidos. Se diferencia del Romanticismo clásico en su menor confianza en el ser humano. Su tono es más pesimista y desesperanzado.
La obra por la que más se le conoce a Hawthorme es The Scarlet Letter. Sin embargo, por lo que vale la pena visitar Salem es por otra de sus novelas: The House of Seven Gables, que en español se tradujo como La casa de los siete tejados. En realidad, "gable" no significa tejado, sino gablete; o sea, "frontón rematado a modo de ángulo agudo". Y es que la casa tiene más de siete tejados, en realidad. Quiero decir, que la casa en la que se basó Nathaniel para escribir su novela existe: era la casa que se veía desde las ventanas de su hogar. Hoy en día se pueden visitar ambas. Y vale la pena o "It worths it".
Bueno, para terminar, sólo quiero decir que pasé un sábado muy agradable deambulando por las calles y visitando los lugares más destacados de uno de los pueblos más antiguos de Estados Unidos, Salem.
Ah, olvidaba decir que el pueblo también es conocido por su Peabody Essex Museum. Además del edificio de exposiciones propiamente dicho, el museo posee otros 24 históricos edificios en Salem. Algunos de los cuales pueden ser visitados. En su momento, estas casas pertenecieron a personajes de la aristocracia que, por diversas razones, vinieron a menos. Ellos desaparecieron, pero no sus propiedades. Algunas de ellas valen realmente la pena visitar.
Este pueblo tiene dos motivos para ser famoso. El primero es que fue aquí donde mataron a unas mujeres en el siglo xvii, acusadas de brujería. Arthur Miller llevó el caso al teatro en 1950, The Salem Witches, The Crucible. La obra de teatro era una crítica al Mcarthismo y su caza de comunistas.
El centro del pueblo es una verdadera feria dedicada en exclusiva a la explotación económica de aquellos hechos. Hay decenas de tiendas que venden baratijas, objetos y cosas raras relacionadas con la brujería y las hadas. Abundan las lectoras de manos, y echadoras de cartas. El turista se encuentra con varios museos dedicados a las brujas que fueron matadas en 1692. Yo entré en el que, según la publicidad gratuita que puedes coger en cualquier chiringuito, era el más visitado por los turistas. Se trata del Witch History Museum. Es una cosa realmente cutre. Una muchacha muy linda, que me sonrió al entrar, nos cuenta la historia de aquellos luctuosos meses. Lo característico es que nos la cuenta a través de diversas cuadros compositivos que representan los momentos más importantes. Son como las imágenes de Semana Santa, pero en el suelo.
Yo no me enteré de mucho, sobre todo porque la muchacha, ¿he dicho que era muy guapa y que me sonrió picaronamente al entrar?, hablaba en algún dialecto perdido en algún punto entre el condado de Columbia, Arkansas y la parroquia de Webster, en Luisiana. Os aseguro que es cierto lo que digo. No entendí ni papa.
El segundo motivo por el que vale la pena visitar este pueblo es porque aquí nació y vivió gran parte de su vida uno de los escritores más importantes de Estados Unidos de América: Nathaniel Hawthorme. Es un escritor de corte romántica, naturalista y realista. Pero, además, es bueno. Fue amigo de Edgar Allan Poe, que vivió en Boston. Y Herman Melville le dedica su magna obra Moby Dyck. Su estilo es el llamado Romanticismo oscuro, que es típico de los Estados Unidos. Se diferencia del Romanticismo clásico en su menor confianza en el ser humano. Su tono es más pesimista y desesperanzado.
La obra por la que más se le conoce a Hawthorme es The Scarlet Letter. Sin embargo, por lo que vale la pena visitar Salem es por otra de sus novelas: The House of Seven Gables, que en español se tradujo como La casa de los siete tejados. En realidad, "gable" no significa tejado, sino gablete; o sea, "frontón rematado a modo de ángulo agudo". Y es que la casa tiene más de siete tejados, en realidad. Quiero decir, que la casa en la que se basó Nathaniel para escribir su novela existe: era la casa que se veía desde las ventanas de su hogar. Hoy en día se pueden visitar ambas. Y vale la pena o "It worths it".
Bueno, para terminar, sólo quiero decir que pasé un sábado muy agradable deambulando por las calles y visitando los lugares más destacados de uno de los pueblos más antiguos de Estados Unidos, Salem.
Ah, olvidaba decir que el pueblo también es conocido por su Peabody Essex Museum. Además del edificio de exposiciones propiamente dicho, el museo posee otros 24 históricos edificios en Salem. Algunos de los cuales pueden ser visitados. En su momento, estas casas pertenecieron a personajes de la aristocracia que, por diversas razones, vinieron a menos. Ellos desaparecieron, pero no sus propiedades. Algunas de ellas valen realmente la pena visitar.
martes, 24 de agosto de 2010
PARTY!
Pues ha habido algunas. La primera fue hace unas dos semanas. Felipe y yo nis fuimos a tomar unas cervezas a un club. Eran las 18:00 horas. Muy temprano, pero es que es así. País distinto, horarios diferentes. El caso es que nos pedimos una pinta de Guinnes. Al rato comenzamos a hablar con la camarera. Era de Ucrania y muy maja. Me recordó a una novia que tuve, de Hungría, y que vivía en Túnez. Mujeres fuertes las de ese lado del mundo, no tienen miedo en salir con poco más de 18 años a buscar un futuro mejor en países cuya lengua apenas comprenden. Luego, hablamos con el camarero. Se sentía americano, aunque sus padres eran de Rumanía. Más tarde, hablamos con el colega que estaba a mi derecha. Resulta que había sido profesor de inglés en Los Ángeles. Ahora era maestro en un High School, en Boston. Con él estuvimos hablando un buen rato, medio en inglés medio en español. Un tipo majo aunque muy muy borracho.
Al rato, se nos unieron a la mini fiesta unos tipos que decían que eran de Trinidad y Tobago. Parecía que tenían muchas ganas de fiesta.
Ya llevábamos varias pintas en el cuerpo, cuando el medio calvo de los dos negratas nos pregunta si tenemos coche y si nos gusta furmar. ¡Tócate los güefos! Se marcharon solos, los cuatro, y nosotros seguimos conversando con el rubio de la foto, el profe de adolescentes, hasta que comenzó a hablar con sus vecinos de la derecha: de Rusia y Grecia. En pocos minutos, esa barra parecía la UN.
–Otra fiesta maja fue en Johnny D's. Es un local de música country y Jazz y Blues y etc. muy famoso en MA. Además puedes cenar. Fue una fiestecita, muy tranquila y como en familia. Pero estuvo bien. El motivo era la despedida de una de las dos mujeres que viven en la misma casa que yo, la de la japonesa, Yuko.
Sobre los morritos de Anne es mejor no hace rningún comentario.
–En otra ocasión hemos ido al restaurante más antiguo de Estados Unidos que sigue abierto. The Union Oyster House, desde 1826. Realmente se come bien aquí, sobre todo pescado. Pero yo me pedí pollo con no sé qué cosa. En fin, vale la pena venir a este sitio, aunque , a pesar de haberlo reservado tuvimos que esperar unos 30'.
–Otra fiesta fue en un piso de un japonés, Kenta, que estudia Físicas en Boston University. Un tipo majo, el Kenta. Yo olvidé mi cámara, así que la mejor foto que he encontrado es ésta:
Sí, todos estábamos borrachitos. Os aseguro que hubo muchas risas.
En NYC hubo otra fiesta, pero de ella no tengo ninguna foto. Además, estaba tan borracho que es mejor así. Cosas que pasan.
En cualquier caso, la mejor, imagino, está por venir. Ésta es mi última semana, así que ya veremos qué pasa en los próximos días.
Al rato, se nos unieron a la mini fiesta unos tipos que decían que eran de Trinidad y Tobago. Parecía que tenían muchas ganas de fiesta.
Ya llevábamos varias pintas en el cuerpo, cuando el medio calvo de los dos negratas nos pregunta si tenemos coche y si nos gusta furmar. ¡Tócate los güefos! Se marcharon solos, los cuatro, y nosotros seguimos conversando con el rubio de la foto, el profe de adolescentes, hasta que comenzó a hablar con sus vecinos de la derecha: de Rusia y Grecia. En pocos minutos, esa barra parecía la UN.
–Otra fiesta maja fue en Johnny D's. Es un local de música country y Jazz y Blues y etc. muy famoso en MA. Además puedes cenar. Fue una fiestecita, muy tranquila y como en familia. Pero estuvo bien. El motivo era la despedida de una de las dos mujeres que viven en la misma casa que yo, la de la japonesa, Yuko.
Sobre los morritos de Anne es mejor no hace rningún comentario.
–En otra ocasión hemos ido al restaurante más antiguo de Estados Unidos que sigue abierto. The Union Oyster House, desde 1826. Realmente se come bien aquí, sobre todo pescado. Pero yo me pedí pollo con no sé qué cosa. En fin, vale la pena venir a este sitio, aunque , a pesar de haberlo reservado tuvimos que esperar unos 30'.
–Otra fiesta fue en un piso de un japonés, Kenta, que estudia Físicas en Boston University. Un tipo majo, el Kenta. Yo olvidé mi cámara, así que la mejor foto que he encontrado es ésta:
Sí, todos estábamos borrachitos. Os aseguro que hubo muchas risas.
En NYC hubo otra fiesta, pero de ella no tengo ninguna foto. Además, estaba tan borracho que es mejor así. Cosas que pasan.
En cualquier caso, la mejor, imagino, está por venir. Ésta es mi última semana, así que ya veremos qué pasa en los próximos días.
domingo, 22 de agosto de 2010
NEW YORK CITY
Después de mucho prepararlo, por fin, ya está aquí el viaje a NYC. A pesar de ser 7 las personas que realizamos el viaje, fui yo solito quien lo preparó todo. En términos generales, todo salió bien, aunque el hotel fue muy muy caro. Y es que nunca me acuerdo de que aquí los precios te los ponen sin las taxas. Eso significa que, en NYC por ejemplo, hay que añadirle un 15% más.
Anyway, salimos el viernes pasado (13 de agosto) a las 8:00 am, by bus; y llegamos a las 12:20. Sin hacer ni un sólo descanso.
Impresionante.
Lo primero que hicimos fue ir al hotel, claro. Y usamos el subway, el famoso subway neoyorkino. Si es cierto que es un poco complicado: debes saber adónde vas, pero eso es normal. Por lo tanto, tras saber que las líneas paran en puntos blancos o negros, depende, y que hay varias líneas con los mismos colores, y que un mismo andén es usado por varias líneas (hay un cártel que te dice las líneas que paran allí), no hay ningún problema. En dos minutos te haces con él. Eso sí, es conveniente pedir en la windowsticket un plano del metro. Es extensísimo y hay 24 líneas.
El plan era visitar el sur de Manhattan, con el Distrito Financiero, y Brooklyn bridge y la Estatua de la Libertad, ese viernes por la tarde. Todo el centro y Central Park el sábado, y el domingo Times Square, Greenwich Village, etc.
Y eso hicimos, más o menos:
Anyway, salimos el viernes pasado (13 de agosto) a las 8:00 am, by bus; y llegamos a las 12:20. Sin hacer ni un sólo descanso.
Impresionante.
Lo primero que hicimos fue ir al hotel, claro. Y usamos el subway, el famoso subway neoyorkino. Si es cierto que es un poco complicado: debes saber adónde vas, pero eso es normal. Por lo tanto, tras saber que las líneas paran en puntos blancos o negros, depende, y que hay varias líneas con los mismos colores, y que un mismo andén es usado por varias líneas (hay un cártel que te dice las líneas que paran allí), no hay ningún problema. En dos minutos te haces con él. Eso sí, es conveniente pedir en la windowsticket un plano del metro. Es extensísimo y hay 24 líneas.
El plan era visitar el sur de Manhattan, con el Distrito Financiero, y Brooklyn bridge y la Estatua de la Libertad, ese viernes por la tarde. Todo el centro y Central Park el sábado, y el domingo Times Square, Greenwich Village, etc.
Y eso hicimos, más o menos:
Ésta última foto es algo que llevaba muchísimo tiempo buscando. El lugar desde el cual se veía el Brooklyn bridge y el Skyline de NYC.
La sensación que me produjo, la primera sensación está muy lejos de la imagen de esta ciudad que a menudo se nos presenta. En absoluto sentí que había stress, o rapidez, o que cada uno iba a lo suyo. Al contrario, creo que la palabra adecuada es "gran armonía". Calma, concordia. Todo está lleno de turistas que se mezclan con los neoyorquinos, pero no hay conflicto. Quizás en el Bronx, por donde pasó el bus hasta llegar a South Station. Ni siquiera cuando caminaba borrachuzo el sábado night del Soho al hotel, en Chinatown. Las calles estaban atestadas de gente que salía o entraba de clubs, y yo medio vomitando todo, con varias bolsas típicas de turistas entre mis manos, caminaba entre ellos. Todo fue muy natural, o eso me lo pareció a mí. El caso es que los tres días aquí han supuesto una gran experiencia vital que, una vez más, confirman todas mis opiniones acerca de esta gente y este país. New York es inmensa en su interior. Quizá la tengo mitificada, pero es lo que veo.
El sábado fuimos al Top On The Rock, en el Rockefeller Center. Puedes comprar un combinado: ticket para subir al TopOnTheRock and MOMA, el museo. Y eso fue lo que hicimos. Junto al Rockefeller Center, en la 5th Avenue, está también el RadioCity Musical Hall, el teatro más importante de New York City; o sea, del mundo.
Desde el Top se consiguen las mejores vistas de toda la ciudad. Por ejmplo éstas:
En el MOMA se hallan algunas de las mejores obras del siglo xx, de Picasso, Modigliani, Klimt, Kandinsky, Miró o Dalí. Vale mucho la pena, o sea It's worth it!!!
Luego, en Central Park, pasamos el rato jugando al frisbi. Creo que por fin sé cómo se usa. Creo!
La intención de marcharnos a continuación al Soho no era otra sino cenar algo y tomarnos algunas copichuelas. Y eso hicimos. El Soho queda cerca de Chinatown, por lo que era muy fácil volver caminando. En fin, no hay fotos de todo eso, pero os aseguro que me cogí una buena. Tomé, sólo, varios whiskies, 3. Pero, mezclados con la cerveza, fueron explosivos. La próxima vez que vuelva, lo primero que haré será acercarme al Soho, de día, para disfrutarlo plenamente.
El domingo por la mañana, estaba tan hecho polvo que sólo fui a Times Square. En pleno centro de la plaza han instalado una especie de Comisaría de Policia.
De regreso a Boston, la lluvia comenzó a caer sobre la Gran Manzana. Y yo tuve la sensación de que esta ciudad es todo lo contrario de lo que siempre nos cuentan. La gente aquí no parece dura, ni que esté de vuelta de todo. Al contrario, sólo vi buen rollo por parte de los neoyorquinos y ganas de llevarse bien con todo el mundo. Y decidí, mientras el autobús cruzaba el Bronx River que volvería más pronto que tarde a esta única y excelente ciudad. Sure!
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